LIDERES ENFOCADOS EN RESULTADOS

Hay un dicho que dice: “De nada vale hacer las cosas bien, si los resultados son malos”, ser eficientes en la gestión del tiempo y el aprovechamiento de los recursos se ha convertido en una habilidad vital, lograr los resultados correctos en el mejor tiempo, de la manera más simple y al menor costo financiero es crucial en cualquier empresa o proyecto que tengamos. Nuestro problema es que generalmente nos encontramos inmersos en cantidad de tareas sin cuestionarnos si realmente nos están acercando a los resultados deseados. En este contexto, me atrevo a decir que la clave para cualquier equipo de trabajo tenga éxito, radica en cambiar su enfoque muchas veces es  obsesivo con las tareas y dirigir su atención hacia la obtención de resultados que se puedan medir y que nos indiquen que estamos donde queremos estar.

A través de este corto artículo quisiera compartir contigo acerca de importancia de este cambio de perspectiva y podría atreverme a decir también un cambio de paradigma que podría estar en tu mente y la de tu equipo de trabajo.

La obsesión con las tareas además de producir un claro “boreout”, puede llevar a la procrastinación, a construir equipos cada vez más reactivos y a un liderazgo con falta de claridad sobre los objetivos a mediano y  largo plazo, esto es más fuerte en el caso de las generaciones más jóvenes que están muy enfocados en el aquí y el ahora, por lo que la mayoría de sus análisis son de los resultados del momento y no del proceso en el mediano y largo plazo. La invitación que deseo hacerte, es a centrarnos en los resultados que deseamos alcanzar y esto muchas veces corresponde a una visualización apasionada de cómo nos vemos en el futuro haciendo correctamente las cosas en el presente, y a esto es lo que llamamos generalmente una “Visión”.

Definir metas claras y medibles es el primer paso para orientar las acciones de un equipo de trabajo de manera significativa, pero para que los resultados sean sostenibles en el tiempo, las metas no bastan, necesitamos crear sistemas que construyan una cultura colaborativa de mejoramiento continuo.

Una vez que hemos identificado los resultados deseados y la forma en que podemos mantener nuestro equipo optimizado en el tiempo, el siguiente paso es crear tareas que estén directamente alineadas con esos objetivos y actividades conjuntas que fortalezcan la cultura que queremos implementar.

Es esencial descomponer las metas en pasos más pequeños y asignar tareas específicas en el contexto de gestión de fortalezas de equipo y no en competencias de un puesto. Estas tareas deben ser claramente empoderadoras para que la medición de resultados no provenga de un “jefe” sino más bien de un Líder Coach, promoviendo la medición por parte de todos y por ende la celebración de alcances o victorias de corto plazo.

La dinámica empresarial post-pandemia ha evolucionado junto con la llegada de nuevas generaciones al ámbito laboral. La colaboración y la gestión de equipos se han vuelto aún más complejas, pero al mismo tiempo, llena de oportunidades cada vez más enriquecedoras. En este contexto, quisiera que consideres quebrar el paradigma de la gestión de competencias y la administración orientada a puestos, las nuevas generaciones se sienten más cómodas y son más efectivas en un contexto de gestión de fortalezas, esta se presenta como una estrategia más efectiva para alinear las habilidades y observar un equipo más que un grupo de personas con un puesto individualizado.

En lugar de asignar tareas de manera indiscriminada de una forma individual, es crucial identificar y aprovechar precisamente las fortalezas individuales, pero dentro del contexto de equipo. Las nuevas generaciones vienen a los ámbitos de trabajo con habilidades digitales avanzadas, creatividad, y una mentalidad innovadora, pero con pocos recursos para la socialización, requieren de un líder orientado y entrenado a nuevas generaciones para que estas puedan dar los resultados deseados. Por ejemplo, un miembro de la Generación Z con habilidades destacadas en redes sociales podría aportar para las iniciativas de marketing digital, mientras que un miembro de la Generación Millenial con más experiencia podría encargarse de la implementación de los nuevos aportes de la nueva generación.

La gestión de fortalezas hoy por hoy es crucial para el alcance de resultados, esto porque fomenta la colaboración efectiva al permitir que los miembros del equipo se complementen entre sí. Así que en lugar de competir como lo hacían las generaciones pasadas, las nuevas generaciones pueden trabajar en equipo de una forma más interdependiente, combinando sus habilidades para lograr resultados más impactantes.

La diversidad generacional también se convierte en una ventaja, esta es la única vez en toda la historia que tenemos seis generaciones viviendo al mismo tiempo, de las cuales hay cinco que están inmersas en el campo laboral dado que los Baby Bummers hemos alcanzado una mejor expectativa de vida saludable y nos permite estar activos por mucho más tiempo.  Así que cada grupo aporta perspectivas únicas, por ejemplo, la experiencia y la estabilidad de los miembros de la Generación X  si se adaptan al nuevo paradigma, podrían equilibrar la audacia y la adaptabilidad de las generaciones más jóvenes, aun personas de la generación Baby Bummer que por naturaleza somos revolucionarios, podríamos sentirnos muy cómodos con el cambio de paradigma y ser parte de una mentoría recíproca.

Si logramos implementar la gestión de fortalezas en un equipo colaborativo multigeneracional, la medición de impacto sigue siendo fundamental. Además de los KPIs relacionados con los resultados generales del equipo, se pueden establecer indicadores específicos para evaluar, cómo las fortalezas individuales contribuyen a esos resultados. Igualmente podríamos medir como la cultura contribuye al aprendizaje y desarrollo sostenible de la organización. La adaptabilidad continua se vuelve esencial en un entorno donde las tecnologías y las tendencias cambian rápidamente. La gestión de fortalezas permite a los equipos ajustarse y reorganizarse según sea necesario, aprovechando las habilidades emergentes y respondiendo a los cambios en el mercado.

En un ambiente como el que te estoy mostrando, la gestión de equipos también implica y nos obliga al desarrollo constante de habilidades dentro del liderazgo. Los líderes también necesitan cambiar el paradigma tradicional, olvidarse de que son los que van adelante con su mirada puesta en los objetivos, creyendo saberlo todo y que ellos son los que mandan.  Es necesario cambiar el enfoque del liderazgo para esta nueva época. Ahora deberías verte más, como el que está detrás del equipo, empujando y elevando a tu equipo, podrías estar más con la mirada puesta en las personas y sus fortalezas, teniendo más preguntas que respuestas y por supuesto en lugar de ser un jefe mandón, convertirte en una personas que simplemente facilita al equipo los recursos para que puedan entre todos alcanzar los resultados.  Como vez si no cambias un paradigma de liderazgo, no podrías ser un líder que alcanza resultados. Hablo de un paradigma que ha venido gobernando el mundo por más de cinco mil años y que ahora no funciona, esto simplemente se quebró.  Ya no pienses en las funciones de un puesto, más bien enfócate como líder, en las fortalezas y debilidades de cada miembro de tu equipo, ya que estas son fundamentales para asignar tareas de manera efectiva desde la perspectiva colectiva y no individual. Además, la mentoría intergeneracional se vuelve valiosa, cuando permites que las habilidades más experimentadas se transmitan a las generaciones más jóvenes, mientras estas últimas aportan perspectivas frescas e innovadoras.

Aunque es fundamental tener un plan estructurado, esta es una época en la que debemos ser flexibles y estar dispuestos a adaptarnos a medida que evolucionan las cosas, porque no estamos seguros de lo que vendrá mañana, no estamos en un mundo determinístico desde la perspectiva humana, sino en un mundo lleno de probabilidades que no podemos prevenir. La rigidez en las tareas planificadas y los estándares con los que crecimos en los 80s, 90s y aún en principios de los 2000, también se quiebran ante la dinámica de este tiempo, así que si nos mantenemos en un estado muy rígido, podría resultar contraproducente. De esta manera, si no estamos dispuestos a ajustarnos según sea necesario, utilizando la agilidad y la capacidad de cambiar de enfoque en función del “feedback” que recibimos y los cambios constantes en el entorno,nos quedamos atrás, esto porque son elementos clave para garantizar que nuestras tareas siempre estén alineadas con los resultados deseados.

Enfocarnos en los resultados no es una opción, es algo crucial para alcanzar el éxito en cualquier ámbito de la vida. La creación de tareas basadas en resultados y la evaluación constante de su efectividad, así como la sostenibilidad, son prácticas que permiten la proactividad y empoderamiento sano de los equipos de trabajo. Al adoptar este enfoque, no solo aumentamos nuestra eficiencia, sino que también creamos un camino claro hacia el logro de metas significativas.

 

Lic. Adrián Rojas
Master Coach Certificado

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