Inteligencia Emocional y Gestión de las Emociones

Esta semana vengo con el tercer tema de la serie “Gestión de las emociones”

En el primer segmento hablamos de las claves de la neurociencia para comprender las emociones, la segunda entrega fue acerca del subconsciente y las emociones y esta semana hablamos de “La inteligencia emocional y la gestión de las emociones”

La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como poder comprender y a veces lidiar con las emociones de los demás.

En otras palabras, implica la habilidad para percibir, evaluar y responder de manera adecuada a las emociones, tanto propias como las de otros.  Esta capacidad es crucial en diversos aspectos de nuestra vida, desde nuestras relaciones interpersonales más inmediatas, hasta nuestro desempeño laboral y social en general.

¿Cuáles son los componentes básicos de la inteligencia emocional?

Empecemos hablando de la autoconciencia, que se refiere a la capacidad de reconocer y comprender nuestras propias emociones, saber y entender la razón por la cual nos sentimos de determinada manera a nivel emocional. Es común que, en el periodo de la adolescencia, una persona no tenga claridad de sus emociones ya que al igual que cuando estamos haciendo una transición de estación en el clima, notamos que a veces llueve y al mismo tiempo está soleado, así sucede emocionalmente en la vida de los adolescentes. Sin embargo,  es necesario que conforme la persona va madurando y llega a la vida adulta, haya superado esta situación y pueda definirse adecuadamente a nivel emocional.

He encontrado personas que llegan a procesos de coaching que no son capaces de identificar sus emociones y aunado a esto, tampoco tienen la capacidad de entender, cómo estas están influyendo en su comportamiento, situación que está afectando la toma decisiones y la forma en que interactúan en su vida personal y profesional.

Un segundo componente es el autocontrol, que implica la capacidad de regular nuestras emociones y comportamientos.  Como puedes notar necesitas de gestionar bien el primer componente, para poder gestionar bien el segundo.

Constantemente atiendo personas que pierden el control fácilmente ante situaciones estresantes, ya sea en sus relaciones o en aspectos propios del trabajo. Si ese es tu caso, necesitas desarrollar estrategias que te permitan manejar la emoción que podría esta asociada a la ira, al menosprecio, la falta de empatía o algún tipo de obsesión que detona emociones negativas y de alguna manera no te están permitiendo responder de manera adecuada y constructiva.  Procesos de coaching para Inteligencia Emocional pueden contribuir ampliamente en el desempeño laboral y las relaciones en general.

Entramos en el tercer componente de la Inteligencia Emocional, hablamos de la empatía el cual es clave para comprender y poder alinearnos emocionalmente con otras personas.

La empatía consiste en la capacidad de comprender no solo una situación o planteamiento, sino los sentimientos y emociones de las personas con relación a esto.  

La empatía es un recurso que está en casi todas las especies de manera natural y forma parte de las redes instintivas, sin embargo, la especie humana hace uso de los otras dos redes neuronales, tanto la del sistema límbico como las redes cognitivas, llevando esta experiencia a convertirse en toda una inteligencia humana.

La empatía no se manifiesta igual en todas las personas, pues depende mucho de aspectos tanto genéticos como meméticos para ver la forma como opera dentro de cada personalidad.

Imaginemos una situación que, aunque podría ser real, en este caso solo es para ilustrar el tema.  Una ciudad en donde en medio de una tormenta se forma un deslave que sepulta varias viviendas. Algunas personas salen sobrevivientes, unos están heridas y otros desaparecidos. El panorama es aterrador, así que conforme avanza el tiempo van apareciendo diversos tipos de personas.  Alguno de una manera empática está consolando a los sobrevivientes y a los familiares que muestran desesperación por sus seres queridos desaparecidos.  Estas personas cumplen una función empática fundamental, pero no tienen la capacidad emocional, física y técnica para ir y rescatar a las personas que están todavía atrapadas y heridas.  Quienes hacen este trabajo, tienen una empatía diferente, tal vez no se muestren muy cariñosos, pero están en un estado de estrés por personas que no conocen y no tienen relación con ellos, sin embargo su nivel de empatía es tan alto que inclusive arriesgan sus vidas por salvar a estas personas. Por último, encontramos personas que, aunque no conocen ni a los familiares, ni a los desaparecidos, son capaces de sacar los cuerpos sin vida, llevarlos en sus brazos,  por el simple hecho, que saben que al menos ese cuerpo servirá de consuelo para aquellos que sufren la pérdida.

A veces creemos que la empatía tiene que ver con el cariño y el abrazo, pero esto no es así.  La empatía es comprender a la otra persona, ponerse en sus zapatos por un memento y utilizar todas las habilidades emocionales, físicas y de conocimiento para apoyar a esa persona.

Puedo decir,  que la empatía está presente en todos los seres humanos, sin embargo hay personas que por diferentes situaciones que pueden ir desde una afección neurológica, un problema mental o hasta el sufrir un trauma en el desarrollo de su personalidad, han bloqueado parcial o totalmente su capacidad de ser empáticos, así es como estas personas tienen demasiados problemas en sus relaciones y para ser parte de un equipo de trabajo y algunos se comportan con una personalidad antisocial.

No importa la condición, es posible desarrollar la empatía aun en casos extremos de autismo o desordenes de personalidad es posible con buenas herramientas lograr ser empáticos.  Son muy pocos los casos que no lo logran, quizá personas psicópatas, pero posiblemente ese no eres tú.

Otros componentes que no todos poseen, pero que se pueden desarrollar lo suficiente como para operar adecuadamente en el mundo de las relaciones y los sentimientos, son dos inteligencias fundamentales.  Me refiero a la inteligencia intrapersonal que es la capacidad de conocernos profundamente a nosotros mismos y la inteligencia interpersonal que se refiere a una habilidad natural para relacionarse con otros.   Cuando las personas se miden a través de las nueve inteligencias, algunos tal vez no saquen una buena nota en estas habilidades,  mientras que tal vez puedan tener una marca alta  en inteligencia espacial, musical, o cualquier otra.  Sin embargo, eso no quiere decir que una inteligencia no pueda desarrollarse.  Por ejemplo, si no tienes inteligencia musical para el canto, podrías tomar clases y practicar, posiblemente no llegues a ser como Plácido Domingo, Pavorotti o Dimash Kudaibergen, pero al menos te animarás a cantar en un Karaoke. Igualmente, aunque no tengas una profesión que requiera de un alto nivel de inteligencia intrapersonal o interpersonal, es posible que puedas desarrollarlas al punto necesario como para tener una vida agradable en cuanto a tu relación contigo mismo(a), con los demás  y el ambiente laboral.

Las habilidades sociales a partir de una buena gestión emocional son fundamentales en la inteligencia emocional, ya que nos permiten interactuar de manera efectiva con los demás.

He tratado a muchas personas que, aunque logran establecer relaciones, se les dificulta establecer relaciones sólidas y duraderas, por lo que viven en una constante inestabilidad de relaciones e igualmente esto les afecta su estabilidad laboral.  Cambian de trabajo, de pareja, de ciudad, etc.  Todo porque llegan a un punto en que no soportan a las personas que los rodean o estas no le soportan tampoco.

Con la ayuda del coaching, puedes desarrollar habilidades sociales clave, como la comunicación asertiva, la toma de decisiones que afectan a otros, la resolución de conflictos, así como muchas situaciones que requieren de inteligencia emocional esto te permitirá no solo mejorar tus relaciones interpersonales, sino tener una vida más estable en dichas relaciones en tu carrera profesional.

La inteligencia emocional no solo nos ayuda a comprender y manejar nuestras propias emociones, sino que también tiene un impacto significativo en nuestras relaciones interpersonales, nuestro rendimiento laboral y nuestra salud mental. Por ejemplo, estudios han demostrado que las personas con un alto nivel de inteligencia emocional tienden a tener relaciones más satisfactorias y estables, tanto en el ámbito personal como profesional. Además, la inteligencia emocional está asociada con un mayor rendimiento laboral y una mayor capacidad para manejar el estrés y la presión en el trabajo.

En cuanto a la salud mental, se ha encontrado que las personas con un alto nivel de inteligencia emocional tienen niveles más bajos de ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental.

Desarrollo de la inteligencia emocional:

Afortunadamente, la inteligencia emocional no es una cualidad estática, sino que puede desarrollarse y fortalecerse a lo largo del tiempo. Una de las formas más efectivas de desarrollar la inteligencia emocional es a través de la práctica de técnicas específicas, como la escucha activa, la comunicación asertiva y la resolución de conflictos. Por ejemplo, practicar la escucha activa nos ayuda a entender mejor las emociones de los demás y a responder de manera más empática, mientras que la comunicación asertiva nos permite expresar nuestras emociones y necesidades de manera clara y respetuosa. Asimismo, aprender a resolver conflictos de manera constructiva nos ayuda a manejar las emociones intensas y a llegar a soluciones mutuamente satisfactorias.

El coaching de inteligencia emocional y la regulación de las emociones:

El coaching de inteligencia emocional es una herramienta poderosa para ayudar a las personas a desarrollar sus habilidades emocionales y alcanzar sus metas personales y profesionales. A través del coaching, las personas pueden explorar sus emociones, identificar patrones de comportamiento poco saludables y desarrollar estrategias para manejar de manera efectiva sus emociones y alcanzar un mayor bienestar emocional.

Por ejemplo, un cliente que busca mejorar su autocontrol puede trabajar con un coach para identificar las situaciones que desencadenan sus emociones y desarrollar estrategias para manejarlas de manera más efectiva. Como resultado, el cliente puede experimentar una mayor tranquilidad mental, una mayor satisfacción en sus relaciones y un mayor éxito en su vida personal y profesional.

¡Hasta la Próxima!

Lic. Adrián Rojas
Certified Master Coach & Neurohacking Programation