CONECTAR EL TRABAJO CON LOS OBJETIVOS

Nunca en la historia de la humanidad habíamos estado tan interconectados como hoy en día, sin embargo, nunca en la historia había visto tanta gente desconectada.  Es una época en donde los desafíos globales están a la vista de todos, pero a pesar de eso, son pocos los que hacen algo al respecto.

La eficiencia individual y colectiva se convierte en la clave de cualquier empresa, sin embargo, la eficiencia no basta por sí sola. Es fundamental que nuestro trabajo esté conectado con objetivos que trasciendan lo inmediato y contribuyan a un bien mayor.

En este artículo, quisiera hablar a los mandos medios de cualquier organización o empresa, creo que estos son los que viven presiones de abajo y de arriba en un mundo que todavía parece no haber superado las jerarquías.  Estos líderes intermedios pueden actuar como puente de conexión entre el trabajo individual y los objetivos globales, asegurando que cada esfuerzo tenga un impacto significativo.

Quiero compartir contigo cuatro simples estrategias que considero son fundamentales para generar equipos conectados.

Estrategia 1. Liderazgo con propósito:

En una empresa en la que estuve colaborando con procesos de Coaching, encontré una persona a la que llamaré Claudia, quien verdaderamente destacaba. Era una gerente de proyecto, pero su influencia trascendía hacia otros niveles. Claudia se había dado cuenta, que su papel no se limitaba a dirigir tareas, sino que iba mucho más allá: era una líder con propósito.

En una reunión de coaching grupal en medio de una actividad en la que provoqué que el líder compartiera una historia con su equipo, Claudia compartió una historia que impactó a todos. Relató la historia de cómo un pequeño gesto de solidaridad en un momento crucial cambió el curso de su vida. Antes de su carrera en la empresa actual, había trabajado en una organización sin fines de lucro. Un día, mientras coordinaba un proyecto para poder llevar agua potable a una comunidad remota, se encontró con un niño llamado Miguel.  Este niño había enfermado debido al agua contaminada que consumía. Claudia y su equipo se propusieron resolver el problema y proporcionar un suministro de agua seguro para la comunidad. Fue un proceso difícil y desafiante, pero la determinación y el compromiso del equipo nunca flaquearon.

Finalmente, el proyecto se completó con éxito y la comunidad pudo disfrutar de agua limpia y segura. Pero lo que más impactó la vida de Claudia no fue el logro técnico en sí, sino la mirada de agradecimiento en los ojos de Diego y su familia. A través de esta experiencia, cuenta Claudia comprendió que su trabajo va más allá de los aspectos técnicos y de procedimientos vacíos, no se trataba solo de cumplir objetivos, sino de ayudar a las personas a mejorar sus vidas algo que a veces los miembros de una empresa olvidan en medio del ajetreo del día a día.

La historia de Claudia para mí fue uno de los recursos más importantes en esta sesión de coaching para llevar al grupo a reflexionar sobre el verdadero el propósito de su trabajo en la empresa. Les recordó que cada tarea, por pequeña que pareciera, contribuía a un propósito mayor, me refiero a las personas. Creo que el equipo de Claudia ese día, se comprometió aún más con los objetivos globales de la empresa, no por la empresa en sí misma, sino por las personas que la empresa servía. Claudia como líder tenía un verdadero engagement con los principios de un liderazgo con propósito, además comprendía profundamente los objetivos globales la empresa donde se encontraba ahora y cómo esos objetivos se traducían en operaciones diarias.

Creo que todo líder con propósito es capaz de comunicar de manera efectiva el propósito y la importancia del trabajo individual en relación con los objetivos generales. Y debería fomentar la participación del equipo en la planificación de metas y estrategias de corto y mediano para alcanzarlos siempre alineando todo con los objetivos globales.

Es necesario que los mandos medios de toda organización se conviertan en agentes de cambio capaces de inspirar a sus equipos a trabajar por un bien común. Estos son los catalizadores que conectan el trabajo diario con una visión más amplia, recordándonos que cada acción, por pequeña que sea, puede marcar una diferencia significativa en el mundo.

Estrategia 2. Alineación estratégica:

Es fundamental que cada miembro del equipo comprenda cómo su trabajo individual contribuye al logro de los objetivos globales. Para lograrlo, es necesario establecer una línea clara de visión que conecte el trabajo individual con los objetivos globales. Dentro de todo esto, definir metas para cada colaborador que estén en línea con los objetivos globales y brindar retroalimentación regular sobre el desempeño individual y su impacto en el logro de las metas.

Quiero compartirte otra anécdota personal.  En una empresa en la que llevé un proceso de coaching ejecutivo y de equipo, conocí a Juan Carlos, un líder joven con mucha pasión por su trabajo y por el desarrollo de su equipo. Sinceramente me hizo un poco de gracia ver su oficina, posiblemente por su conexión con la automotivación, su oficina parecía un santuario de motivación, decorado con frases inspiradoras y gráficos con los logros alcanzados. Pero dejando ese aspecto decorativo, me llamó mucho la atención algo que descubrí mientras conversaba con él en una sesión de Coaching Ejecutivo, puede notar que este hombre tenía un fuerte enfoque en la alineación estratégica, lo que no había descubierto él, era que esto era realmente la razón del éxito con su equipo y no tanto las decoraciones y mensajes optimistas.

Tuvimos varias reuniones con su equipo en donde nos sentamos en un círculo y hablamos sobre una visión contagiosa. En una de las sesiones, uno por uno habló sobre la importancia de cada tarea que realizaban, desde la más pequeña hasta la más grande, luego pedí a Juan Carlos como líder del equipo, que nos explicara cómo todas esas acciones contribuían al logro de los objetivos globales de la empresa. Nos mostró cómo cada informe, cada llamada con un cliente, todo tenía un propósito más grande, esto era determinante para el éxito de la empresa.

En otra de las reuniones, les enseñé y los desafié a establecer metas SMART (Específicas, Medibles, Alcanzables, Relevantes y con Tiempo) que estuvieran alineadas con la estrategia general de la empresa. Les propuse algunas técnicas de mejora continua que podían trabajar como equipo en busca de una cultura sostenible y juntos definimos indicadores clave de rendimiento para medir el progreso.

En ese momento, todos incluyéndome, nos sentimos revitalizados, ellos con más claridad sobre su propósito y su contribución al equipo, yo por la satisfacción de ver un equipo auto empoderado por el coaching.

Pero lo que realmente hizo la diferencia en este proceso fue la retroalimentación. Mediante una clara línea de coaching apreciativo se eliminó cualquier comentario orientado a la  crítica sobre personas o una acusación sin sentido. Cada comentario estaba centrado en ayudarnos a comprender cómo mejorar desempeño individual por un bien mayor y como esto impactaba en los objetivos estratégicos de la empresa.

Este coaching Ejecutivo orientado en la alineación estratégica, posteriormente impactó el Coaching de Equipo, dándole al líder una participación clave.  Estoy seguro de que todos en el equipo incluyendo su líder experimentaron un crecimiento profesional significativo.

Estrategia 3. Medición y seguimiento

La medición del impacto del trabajo es fundamental para asegurar la eficiencia y el progreso hacia los objetivos globales. Juan José, emprendedor y dueño de una pequeña empresa de software, era un hombre muy meticuloso, un poco perfeccionista y con una tremenda habilidad para medir y seguir el impacto de su trabajo a lo largo del tiempo. En ese entonces donde no teníamos recursos tecnológicos tan eficientes como los actuales para analizar datos, Juan José por su formación sobresalía como increíble analista de datos.  Entendía que la medición y el seguimiento eran esenciales para garantizar el éxito a largo plazo, creo que esa era una de sus mayores fortalezas a pesar de su perfeccionismo que a veces lo paralizaba.

Durante una sesión de capacitación que brindé a su empresa, pedí a Juan José que compartiera acerca un caso que estuviera dando problemas. Habló de un proyecto en el que su equipo había estado trabajando para construir un desarrollo de software para un cliente importante. Al principio, todo parecía estar funcionando bien.  Se establecieron metas claras, se desarrollaron estrategias, en fin, todo iba sobre ruedas. Sin embargo, a medida que avanzaba el proyecto, menciona Juan José, que notó que los resultados no estaban alcanzando las expectativas del cliente. Las métricas de rendimiento no estaban cumpliendo con los objetivos establecidos, realmente algo estaba pasando y no entendía la razón.

Su participación me ayudó para generar algunas preguntas de coaching acerca de las creencias generales sobre una situación como esta.

¿Deberíamos entrar en pánico?

¿Deberíamos contratar un experto externo?

¿Deberíamos reunirnos como equipo para analizar los datos con una guía experta y hacernos preguntas para entender lo que está sucediendo?

Esto dio pie para un proyecto de equipo que terminó con una rápida identificación de áreas de mejora para el proyecto, así que se tomaron medidas correctivas, se distribuyeron tareas y ajustaron la estrategia, refinaron el proceso y establecieron un sistema para medir la satisfacción del cliente en el tiempo.  Estas acciones, basadas en datos concretos, llevaron a una mejora significativa en el rendimiento de todo el equipo.

Juan José aprendió que era crucial celebrar los logros y reconocer el trabajo arduo de todo el equipo y, no solo de su conocimiento y experiencia. Organizó una reunión especial para compartir los resultados positivos con el equipo que había trabajado en la modificación del proyecto y destacó las contribuciones individuales y colectivas que llevaron al éxito del desarrollo. Esta celebración no solo fortaleció el espíritu de equipo, sino que también reafirmó la importancia de la medición y el seguimiento en el proceso de trabajo.

Con esta historia quiero mostrar el poderoso recurso de la medición y el seguimiento para conocer colectivamente el impacto del trabajo de equipo en el tiempo. Al implementar mecanismos efectivos para medir el progreso, identificar áreas de mejora y celebrar los logros de forma colectiva, los equipos pueden garantizar una mayor eficiencia y un progreso constante hacia los objetivos globales. Entonces no solo hablamos de una forma de hacerlo, lo que intento hacerte notar, es que se trata de una cultura de medición y seguimiento que se convierta en un pilar fundamental de la excelencia en cualquier organización. 

Por último quisiera que quede claro que en este ejemplo estoy hablando de medición y no de evaluación, como ejemplo pongo el caso cuando los padres están preocupados por la salud de su pequeño bebé, ellos no lo evalúan, ni siquiera tienen los conocimientos y herramientas para hacerlo, ellos solo lo miden cada mes y lo comparan con estándares para establecer que su hijo crece de forma saludable.  En caso de que se vean problemas serios de crecimiento y no los puedan resolver, entonces recurren a un especialista que haga la evaluación y recomiende lo que haya que hacer para estar en un nivel de crecimiento normal.  No podemos confundir la importancia del coaching para auto empoderar a un equipo con la participación de un experto externo, todo esto obedece a objetivos diferentes.

Estrategia 4. Sostenibilidad y mejora continua:

¿Como construir un modelo replicable y escalable?

Pensemos en una empresa "X" que se está enfrentando a desafíos de sostenibilidad y está perdiendo su posición en el mercado.

Con esta descripción, podemos pensar entonces, en un equipo de liderazgo que se encuentra en un punto de estancamiento. Podría ser el caso de tu empresa, no lo sé, donde a pesar de la dedicación y esfuerzo, los líderes se sienten abrumados por la falta claridad y resultados tangibles.

¿Qué produce una situación como esta?

Normalmente encontraremos que la moral de todos está por el suelo y se hace necesaria una intervención de Coaching.

En este caso, es importante estar claros y preparados para encontrar una primera sesión en donde los miembros del equipo estarán sumamente frustrados y las creencias limitantes individuales, posiblemente habrán generado paradigmas colectivos de imposibilidad. Todo esto produce un círculo vicioso de desánimo, acompañado por el estrés, lo que viene a ser una mala combinación para el desarrollo de un clima empresarial tóxico.

Comenzaron la sesión reflexionando sobre sus luchas y preocupaciones. Así que lo primero fue una sesión de "Quéjese aquí” en donde todos expresaran sus frustraciones y temores, lo que permitió crear un espacio seguro para compartir y explorar soluciones juntos desde una prudente vulnerabilidad.

Pedí a cada colaborador, compartir alguna historia personal sobre un momento en su carrera cuando se sintió igual de perdido(a) y desmotivado(a). Tomamos algunas aspectos en común de todas las historias para determinar ¿Qué fue lo que hizo que algunas de las historias fueran casos de éxito y otras de fracaso? Inmediatamente salió la pregunta de siempre ¿Qué hubiera pasado si...?

Una vez hecho esto, encontramos la pregunta clave ¿Qué pasaría si…?

A medida que la sesión progresaba, el equipo comenzó a darse cuenta de que estaban más unidos de lo que pensaban. Descubrieron que compartían preocupaciones similares y que, si juntaban todas sus fortalezas, podrían abordar de mejor forma los desafíos.

A partir de ahí el proceso de coaching se enfocó en fomentar una cultura de aprendizaje dentro del equipo. Tratamos de que el paradigma cambiara para observar los desafíos como oportunidades de crecimiento y  buscar constantemente nuevas formas de mejorar.

La última sesión de coaching concluyó con un enfoque renovado y determinación por parte del equipo. Se comprometieron a trabajar juntos para superar los obstáculos y a utilizar el aprendizaje como una herramienta para fortalecer su resiliencia y capacidad de adaptación.

A medida que el equipo se retiraba al final de la sesión, era notorio que sentían más optimistas y motivados que antes. Habían encontrado un camino claro hacia adelante y estaban listos para enfrentar los desafíos con más energía y determinación.

Afortunadamente para mí, el líder sonrió con satisfacción al ver el cambio en su equipo. Yo estoy convencido que el coaching es clave para la transformación y el aprendizaje grupal.

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Lic. Adrián Rojas
Certified Master Coach & Neurohacking Programation