La habilidad de construir un equipo radica en tener la capacidad de integrar a sus participantes, uniendo sus fortalezas mediante la interdependencia, de tal manera que este adquiera una personalidad y ADN único.  Esto permitirá empoderarlo y potenciarlo, para que llegue a ser un equipo productivo y eficaz. 

De acuerdo con la estructura en la que funcionan todavía muchas empresas y organizaciones, se torna difícil construir equipos eficientes, por lo que deberíamos contemplar una transformación que inicia en el liderazgo. 

Cuando una persona deja de ser ese tipo de jefe cuyo mayor esfuerzo está en la administración y los aspectos operativos, para convertirse en un verdadero motivador, que se enfoca en las personas y las mueve a descubrirse a sí mismas y desarrollarse de acuerdo con sus recursos internos, podemos decir que se convirtió en un líder. 

Normalmente veo muchos videos, artículos y libros llenos de estrategias, como si algún tipo de técnica pudiera lograr alcanzar a las personas.  Pero no se trata de algún tipo de técnica, aun cuando estas son importantes, más bien se trata de algún tipo de corazón. Es el corazón empático, hospedador y centrado en las personas, que se llega a preguntar: ¿Cómo puedo hacer para incluir a otros? 

Esto solo se puede hacer cuando se comparten las experiencias, luchas, fracasos y victorias, cuando tanto la responsabilidad como el poder está en todos, entonces el líder brilla por su equipo.

Podemos definir un equipo como: “Un grupo de personas comprometidas con un propósito común, que escogen cooperar, para alcanzar resultados”

Para lograr esto quiero compartirte seis características que podrías contemplar para desarrollar un equipo de alto nivel:

Un propósito común.  Todo equipo funcional más que una meta, entiende el propósito por el cual existe, pues a partir de esto que genera su marco estratégico para alcanzar los objetivos.

Roles que sean claros y definidos. No se trata solo de saber "quién soy" en el equipo, es necesario que cada quien logre identificar lo que hace bien y cómo lo hace en relación con los demás.

Una buena dirección. Dirigir no es gobernar, implica guiar.  De hecho, la palabra liderazgo viene del inglés “To Lead” que nos da a entender un guía que acompaña, es más un como un mentor y coach.

Procesos eficaces. Algunos seres humanos son buenos para complicar las cosas, para hacerle la vida difícil a los demás.  El éxito de un equipo está en alcanzar los objetivos en el menor tiempo posible, de la forma más económica y simple.

Relaciones sólidas. Nadie entra a un equipo con la intención de abandonarlo.  Normalmente hacemos equipo para trabajar y envejecer juntos.

Excelente comunicación. La interacción limpia y clara es fundamental para que un equipo se nutra de valores y adquiera el “engagement” necesario con el fin de sobrevivir a los duros tiempos en los que vivimos.

Tengo más de 20 años hablando de este tema, pero he dedicado los últimos diez a acompañar líderes para integrar estos aspectos en su práctica de liderazgo y he podido ver la diferencia cuando agregan a su vida disciplinas como el mentoring y el coaching.

Si eres líder, no importa tu condición, tampoco interesa si eres hombre o mujer, solamente es importante empezar con tu transformación personal.  Sanar orgánicamente tu liderazgo, producirá estructuras y equipos sanos, nutridos y fuertes, al final quien sale más beneficiado(a) eres tú y la organización a la que perteneces.

Lic. Adrián Rojas

Certified Master Coach