PARADIGMAS Y MAPAS MENTALES

 

La percepción es la forma en la que el cerebro detecta las sensaciones que recibe, esto lo hace a través de los sentidos para formar una impresión consciente de la realidad física de su entorno. Los sentidos que participan son: La percepción visual, auditiva, olfato, gusto, el tacto, nocicepción (también conocida como nociocepción o nocipercepción),  corresponde al proceso neuronal mediante el cual se codifican y procesan los estímulos potencialmente dañinos contra los tejidos, la mecanorrecepción (permite percibir la posición del cuerpo con respecto a la gravedad y mantenerlo en equilibrio), kinestesia o sinestesia, tiene que ver con la posición del cuerpo con respecto a otros cuerpos u objetos, además existe un número mayor de subsentidos que permiten que el cerebro pueda percibir.

Sin embargo, la percepción va más allá, ya que además de los sentidos que reciben la información también implica interpretar esa información y obtener una emoción consciente. Para esto existen una serie de procesos mentales y filtros, en los que participan sentimientos, emociones y pensamientos, asociados a otra cantidad de factores que determinarán la interpretación que cada individuo hace de la información que recibe.

Cuando estudiamos las creencias que tienen las personas nos damos cuenta, de que esto no corresponde a un simple pensamiento, se trata más bien de un complejo sistema, que genera paradigmas a los que los seres humanos están aferrados en forma consciente, que estos, además provocan acciones no conscientes guiadas por el subconsciente.

Lo que trato de decir es que normalmente las acciones provocadas por el sistema de creencias, se dan de manera inconsciente, todo esto debido a la programación neurológica qué hay en cada persona, lo que se convierte en un asunto incontrolable, así que a menos que el sistema de creencias de un individuo sea modificado de manera previa, mediante una reprogramación adecuada de dicho sistema, no le sería posible realizar acciones diferentes a las que hace en la actualidad, por lo que tampoco cambiarían los resultados que está teniendo en el momento.

Una de las influencias más grandes sobre las creencias personales es la información que la persona recibe y acepta como válida, esto sobre cualquier asunto o tema y aún sobre sí misma.

Lo importante en este caso, es que gran parte de la información que se recibe durante la vida, es el concepto de otras personas sobre situaciones, temas yla percepción que pudieran tener de nosotros y esto ayuda a que podamos construir la identidad. Se trata entonces de lo que otras personas piensan o han pensado acerca de lo que en tu caso, sería lo que ellos o ellas piensan que eres, me refiero a expresiones que se recibieron, inclusive de parte de personas que amas. Estas afirmaciones podrían ser simples refranes aplicados a tu persona, rótulos, declaraciones y otras formas de expresión que aún podrían ser no verbales.

Todo esto viene a afectar en alguna medida, el sistema de creencias que podrías tener hoy en cuanto a tu propia persona o identidad.  El problema está, cuando  sin querer hemos  aceptado declaraciones negativas como parte de nuestras creencias sobre nosotros mismos.  Esto sucede porque las personas generalmente reciben todo, como si esta fuera una información válida, especialmente cuando son menores de edad, por ese motivo esa información es instalada dentro de sus paradigmas personales como algo totalmente cierto.

Muy posiblemente esa información que las personas reciben como válida, se han ido convirtiendo entonces, en experiencias reales qué quedaron grabadas en la memoria, reforzando así el sistema de creencias. Entonces, qué muy posiblemente construyen una tabla de valores muy subjetiva, basada en lo que creen de sí mismos.

Cambiar las creencias sobre cualquier tema en particular o sobre una situación, por más años que una persona tenga de creer de una manera es relativamente fácil de lograr, sin embargo, cambiar creencias sobre sí mismo(a), podría ser algo verdaderamente difícil, a menos que podamos obtener los recursos necesarios, para poder entender y tratar nuestra forma de creer acerca de nosotros mismos, de una manera consciente, así que no se necesitan largas sesiones terapéuticas para esto, solo se trata de tener las herramientas adecuadas y aprender la forma de usarlas a nivel personal de manera constructiva.

Entonces decimos que, las creencias que las personas tienen sobre sí misma, podrían afectar y bloquear los diferentes tipos de inteligencia, así como talentos que estas poseen. Desde la identidad de un individuo, hasta sus relaciones interpersonales pueden verse seriamente dañadas por el sistema de creencias mal construido o por creencias que ya no le sirven a la persona. Más preocupante aún es que las creencias de una persona pueden afectar su salud física y mental, su desempeño en la sociedad y por ende impedir su empoderamiento y realización personal.

Cuando estamos trabajando creencias con coaching, viene a ser fundamental construir preguntas que permitan, que la persona pueda diseñar un mapa mental entre el ser y el deber ser, identificando su verdadera brecha a superar. El mapa mental es un enjambre de ideas que se conectan unas con otras mediante la creatividad, todo esto a partir de una pregunta base.

Puedes notar la diferencia entre muchas disciplinas terapéuticas y el coaching tan solo mediante la primera pregunta que escuchas.

Mientras que en la mayoría de las disciplinas la pregunta inicial que hacen a la persona es: ¿Quién dices que eres? Buscando que la persona se describa a sí misma con todos sus paradigmas. En coaching, esa no sería la pregunta indicada para comenzar. Como coaches haríamos la pregunta: ¿Cómo es la persona que quieres estar siendo? Esto debido a que el coaching no se enfoca en tu situación presente, sino en tu situación futura, que es de donde partimos para construir el nuevo mapa mental.

Esta es la pregunta dirige a nuestro coacheé hacia la evaluación, descubrimiento y determinación de su propia identidad futura.  Esta pregunta genera en la mente de nuestro cliente, una fuerte tensión entre el ser y el deber ser. Descubre de una manera objetiva cómo es la persona qué debería estar siendo, con relación a la persona qué es en la actualidad, lo que le permite fácilmente, establecer una brecha de insatisfacción en su observación de su propia persona y genera una fijación del cerebro, en lo que verdaderamente desea y no en lo que no desea que es lo que la persona es en el presente.

Manteniéndonos en el futuro, seguimos con preguntas a nivel espiritual, mental, emocional, físico y de expectativas, lo que permite al coacheé o cliente diseñarse de manera integral.

Es posible que la persona encuentre muchas razones por las que no pueda ubicarse en el mapa futuro, existirán algunas cosas que son válidas para él o ella y otras totalmente absurdas, precisamente es donde logra descubrir, que estas son cosas que solo obedecen a sus propios miedos y a las creencias que otros han instalado previamente en su vida.

Aun cuando el coaching trabaja solo enfocado en el futuro, muchas veces nos encontramos con personas ancladas en el pasado mediante sus creencias.

A diferencia de otras disciplinas donde estas anclas son colapsadas o destruidas, el coaching utiliza la fuerza de las anclas cambiándolas de posición, ya que la misma intensidad de la fuerza que un ancla opera para detener el avance, será la misma que utilice como tracción si esta estuviera ubicada en el futuro.

En este caso el ancla negativa, basada en un temor se cambia con la misma intensidad por un ancla positiva y empoderadora guiada por un valor.  Así notamos que la persona comienza a observar el mapa de la realidad futura y se esfuerza por convertir esa realidad futura en su presente, nunca se enfoca en cambiar su presente.

Volviendo al tema, recapitulamos entonces, que la identidad se va construyendo desde que la persona nace, generalmente por medio de las diferentes relaciones qué establece durante su vida. Así es cómo se instalan, rótulos que generan actitudes y de esta manera es como si construyera muchos “yos”, cada “yo” corresponde a un paradigma que responde a algo muy específico, por ejemplo, tendrá su propio “yo sexual”, su “yo parental”, etc.

Una vez que la persona recibe una expresión o palabra como realidad en su vida, se convierte en algo que forma parte de sus creencias, acciones y resultados.  Expresiones como “eres vago”, “eres un torpe”, “eres una persona desconfiada”, “eres una persona olvidadiza”, “no sirves para nada”, etc.

¿Cómo es que esto se convierte en acciones?

Normalmente sucede cuando la persona debe enfrentarse a alguien de autoridad como un padre, madre, una jefatura, un líder religioso, un profesor o bien, cuando tiene que realizar alguna gestión en la que el paradigma le dicta cómo debe actuar, por ejemplo: al solicitar un empleo, al establecer una relación amorosa, en el momento de hacer una presentación, en fin, cuando la vida le exige un desempeño para el cual no está neurológicamente programado. De esta manera una persona puede calificarse a sí misma como competente o descalificarse como incompetente, aunque no necesariamente esta dinámica se haga de manera consciente.

¿Qué puedes hacer?

Sería importante que pudieras hacer un inventario de todas aquellas palabras, expresiones, rótulos qué consideras están establecidos es tu mente y que podrían estar afectando tu actuar.

Todas las personas poseen creencias acerca de lo que son capaces de hacer, de este modo, el tamaño de los obstáculos que están enfrentando en la actualidad podría corresponder a la distancia que les está separando de sus metas.

Todo depende de la confianza que la persona pueda tener en sus talentos con relación a un obstáculo. Esta confianza se determina por el tipo de observador que es.  Por ejemplo, si existe una situación que no estás pudiendo superar, podrías observarlo como un reto que se puede superar (creencia empoderadora), otra forma de observar sería, identificarlo como un obstáculo (Creencia limitante) o como una muralla impenetrable (creencia bloqueadora).  Como puedes notar, depende de la forma como observas una situación, así será el tipo de creencia que tienes y los resultados que estás teniendo

Albert Blandura en sus escritos, menciona que las creencias empoderadoras, vienen de los paradigmas que la persona ha desarrollado en cuanto a sus capacidades, lo que determina su emocionalidad, pensamiento, motivación, acciones y resultados.

Las personas con creencias empoderadoras normalmente van a ver las tareas difíciles como desafíos a vencer, no necesariamente las verán como amenazas que se deben de evitar. Dichas personas establecen metas exigentes aunque alcanzables, por lo que van a estar dispuestos a realizar sacrificios y afrontar situaciones que les ponen en desventaja.

Todo lo contrario ocurre con aquellas personas que tienen creencias limitantes, ya que normalmente van a dudar de sus capacidades, evitando tareas retadoras y podrían rendirse en cuanto los problemas se asoman.

Si bien es cierto el fracaso es parte de la vida, una persona que posea una creencia empoderadora tendrá más posibilidades de éxito, que una con limitantes en su mente. Las creencias empoderadoras siempre se sostienen en las competencias y fortalezas de la persona, las cuales, al mismo tiempo son utilizadas para desarrollar nuevas competencias que permitan alcanzar lo que se desea.

La valoración que cada persona tenga acerca de sí misma y de su capacidad para hacer algo, es determinante para la construcción de nuevos escenarios en los cuales piensa actuar, aún sin conocerlos. Esto porque los individuos con creencias empoderadoras, generalmente observan y crean escenarios de éxito y estos escenarios les proveen las guías para alcanzar sus metas.

El poder de cada individuo nace entonces de sus propias creencias empoderadoras, toda persona que cree que puede realizar algo, muchas veces elige hacer cosas que están fuera de su alcance y estas elecciones, desarrollan diferentes competencias adicionales y le permite construir nuevos aprendizajes en la vida, a esto es lo que llamamos aprendizaje transformacional.

Quisiera que consideres que el cerebro, no es capaz de procesar toda la información que percibe por los diferentes medios sensoriales de manera consciente, aunque sí registra toda la información de alguna manera, por esta razón está discriminando todo lo que percibe y selecciona aquello que considera más importante, de acuerdo con los paradigmas personales que se han desarrollado, al final interpreta y actúa positiva o negativamente basado en la programación o mapa mental.

Aun cuando un cerebro sano maneja principios previamente programados con los que todo ser humano nace, hablo en el sentido de operar para la supervivencia del cuerpo, su reproducción y preservación de la especie, que es el objetivo primario de todo cerebro vivo,  no tiene la capacidad de tomar decisiones por la persona, sino que está al servicio de la misma, así que si la programación que ha recibido de la persona es negativa, podría estar autosaboteando el sistema e inclusive puede llegar al punto de auto destruirse.

Toda esta discriminación, nuestro cerebro la ejecuta por medio de filtros mentales que están programados neurológicamente para operar, algunos de estos podrían convertirse en patologías que requieren de atención psiquiátrica, pues aún estas personas utilizan filtros distorsionados para ver el mundo, sin embargo, las personas relativamente sanas a nivel mental y emocional, solo mantienen filtros que les permiten operar funcional o disfuncionalmente en la toma de decisiones y acciones.

Entonces, notamos que los filtros actúan primeramente desde la identidad, produciendo lo que la persona cree acerca de sí misma, posteriormente pasa al nivel de las creencias y valores como información recibida, la cual ha sido aceptada como cierta. Es a partir de este modelo que el ser humano se vuelve más específico a la hora de filtrar la información del presente.

Uno de los primeros filtros que utilizamos los seres humanos a partir de las creencias, el cual es fundamental en el coaching, es el de las expectativas.  Este se refiere a lo que una persona espera que suceda basada en lo que cree. El paradigma le obliga a esperar un resultado preconcebido, por lo que esa expectativa podría ser negativa o positiva.  Si es negativa, generalmente se ampara en un temor que desarrolla una creencia limitante o bloqueadora, mientras que si es positiva es posible que la persona tenga creencias empoderadoras para la acción.  Sin embargo, al final el resultado es incierto, puede ser que suceda lo que espera o que ocurra algo diferente que inclusive jamás imaginó que iba a suceder.  Ese resultado podría producir confianza y seguridad o bien degenerar en frustración y hasta enojo.

Todo esto sucede, porque la mayoría de las personas manejan su filtro de expectativas de una manera determinística y lineal de causa y efecto, son muy pocas las personas desarrollan pensamiento sistémico para el enfoque de sus expectativas, mucho menos van a estar dispuestas a aceptar que el futuro estuviese sujeto a alguna forma de azar o bien fuera de su control.

Cuando hablo de pensamiento sistémico, me refiero a que los seres humanos somos un conjunto de sistemas, siendo el ser humano un sistema en sí, que a su vez es subsistema de una cadena interminable de sistemas, por lo cual, es imposible determinar lo que va a suceder ya que todo está sujeto a los que pase en todos los sistemas.  Podemos controlar en parte lo que está dentro de nosotros, pero se vuelve difícil controlar lo externo. Entonces entendemos, que los resultados que las personas están teniendo, proceden de todas las variables sistémicas a las que pertenecen.

Dale Carnegie dice que el 90% de los temores que la gente tiene sobre lo que sucederá en el futuro cercano,  nunca se hace realidad sin embargo, la gente deja de actuar, utilizando como base ese tipo de expectativas infundadas.

Como coaches, desafiamos el pensamiento sistémico del coacheé, para que pueda descubrir que el mundo real va más allá de su propio cerebro y que los resultados se deben analizar más allá de una simple expectativa subjetiva.  De hecho, el mundo no puede funcionar como la persona quiere, normalmente debe adaptarse y tomar decisiones para moverse, avanzar y navegar en él. No existe una fórmula mágica, ni poder humano o mental que pueda cambiar los resultados sistémicos de una situación, reitero, estoy hablando en términos totalmente humanos.

Por ejemplo, existen personas que vienen a coaching y creen que deben actuar hasta que todas las condiciones sean perfectas.  Entendemos que estas expectativas no son reales, por lo tanto, este tipo de programación de creencias hará que la persona viva soñando y nunca actúe, precisamente esperando el momento adecuado, la persona adecuada, el trabajo adecuado, etc.  Este tipo de autosabotaje parece lógico e inteligente, por lo cual la persona se siente bien, pensando así por lo que no avanza hacia lo que desea, vive autoengañándose y dejándose tomar por los temores o contradicciones.

Ya que los coaches por naturaleza o por entrenamiento, hemos desarrollado una escucha activa y sensorial un poco más alta, somos capaces de percibir de una manera más exacta el lenguaje. He podido notar una serie de filtros mediante el lenguaje de las personas, estos filtros pueden ser verbales y los descubrimos al escuchar expresiones del coacheé, sin embargo, podemos ir más allá y ver actitudes en los movimientos corporales.  Estas actitudes son acciones paradigmáticas, con las que la persona está programada para actuar.

Otra forma en la que el cerebro elabora conclusiones, es a partir de información basada en suposiciones o distorsiones, información que otras disciplinas como la psicología, psiquiatría y PNL aprovechan para entrar al subconsciente.  En el caso del coaching no permitimos las suposiciones, ya que la persona debe estar segura, por lo que luchamos para que una afirmación se convierta en un hecho comprobado por parte del coacheé. En coaching toda forma de distorsión debe ser confrontada, no abordada pues no es terapia. El coaching todo lo clarifica, no permite ninguna forma de lenguaje ambiguo, mucho menos cuando hablamos de generalizaciones que son filtros que el coacheé utiliza para salirse de la responsabilidad de ser específico.

Como podemos notar el coaching entonces, identifica la forma en que una persona se expresa y confronta para que la misma se aclare en sus propias expresiones, impidiéndole de esta forma excusar sus creencias limitantes.

Cuando la persona saca su mapa mental mediante el lenguaje en medio de conversaciones de coaching, es en donde se sentirá un poco presionado por el coach para que salga de alguna zona de confort y decida actuar, es muy posible que elabore otros filtros defensivos desde su inconsciente, razón por la cual el coach se vuelve confrontativo desde el punto de vista de las consecuencias de una acción.

Así que dependiendo del modelo mental de cada coacheé en determinado momento y ante el desafío que hacemos, este podría tomar decisiones sin examinar los resultados de una acción en sus entornos sociales o en su propia vida. Si la posición del coacheé es actuar rápido, sin tener en cuenta las consecuencias, el coach debería poner un alto y confrontar esto, no para evitar que lo haga, sino para que tome una decisión pensada y compruebe los resultados  y efectos de sus acciones.

También podemos tener coacheés que, aunque manejan temores y limitantes, pareciera que muestran mucha seguridad y decisión al tomar decisiones. Esta persona podría entonces decidir asumiendo que tiene la razón, tomando aires de superioridad, mostrándose competitivo y desafiante hacia sus entornos sociales.

Es ideal que cada coacheé tome consciencia de sus fortalezas y talentos, esto con el fin de poder empoderarse y superar las creencias limitantes, que no le están permitiendo alcanzar sus objetivos, sin embargo, es fundamental que realice estas acciones desde una perspectiva humana, con humildad, considerando totalmente sus entornos, mostrándose como una persona empática, como una persona constructiva a partir del cambio y no como una persona tóxica como resultado del coaching.

El empoderamiento extremo entonces,  podría crear una auto imagen equivocada, desarrollando un filtro despectivo hacia los demás, lo que a la postre haría que el resultado del proceso de coaching sea nefasto para el coacheé. Si estos filtros no se gestionan de la manera correcta, es posible que aparezca un nuevo filtro basado en la egolatría, en donde la persona deja la objetividad, para enfocarse en sí mismo y sus deseos.

El coaching desarrolla personas exitosas y empoderadas, capaces de brindar crecimiento a sí mismos y a los demás, nunca producimos un monstro que basado en sus objetivos pueda destruir relaciones a costa de alcanzar sus metas y al final terminar conviertiéndose en lo que no desea.

Lic. Adrián Rojas - Master Caoch Certificado(USA/SUIZA)

¿Quieres estudiar coaching?

¿Necesitas un acompañamiento de un coach?